miércoles, 31 de diciembre de 2014

The Zone 3: La historia de Big Benny

Autor: Alonzo Yzasiga
Ilustración de Dashield Warren Klay


A pesar de encontrarse en la azotea sobresaliente de un décimo piso, la piscina era espaciosa y acogedora; sus aguas refrescantes además, eran una invitación placentera ante el sofocante calor. En ella nadaba la prometida de Michael Valviery, Rosseanne Margolis, con destacable soltura, no por nada había ocupado los primeros lugares en el equipo de natación de su universidad, incluso fue tentada a realizar una evaluación preliminar para integrar el equipo olímpico, algo que rechazó por pedido expreso de su familia que nunca fue proclive a la “exposición mediática” de alguno de sus miembros.

Del grupo presente, era Rosseane la única que disfrutaba con la alberca; los demás preferían tomar baños del sol. Claudia Valviery se echaba crema bloqueadora cada cinco minutos sobre su pálida piel a pesar de encontrarse recostada en una silla plegable bajo la protección de una amplia sombrilla, su asistente, Brenda Burbank, en cambio, se paseaba de un lado a otro con el cuerpo untado de loción bronceadora, prestando atención a su agenda electrónica donde no dejaba de teclear, imperturbable, a pesar de llevar gafas oscuras que Rosseane imaginó le dificultaban la lectura. En definitiva, si bien su futura cuñada le resultaba antipática, tenía que soportarla por los lazos familiares de su expectante matrimonio, no así con aquella secretaria que se paseaba oronda con aquel minúsculo bikini luciendo una figura infartarte que robaba no solo las miradas del enigmático Thomas Raven sino incluso del propio Michael quien la observaba de cuando en cuando mientras platicaba con su amigo.

- No deberían desdeñar la propuesta que les hizo esa policía; es decir, si es cierto que Ray Fire asesinó a su padre, quizás pronto intente algo contra ustedes- advirtió Raven después de apresurar una copa de vino.

- No sé que traía entre manos ese fenómeno para traicionar al viejo, pero en lo que respecta a nosotros el asunto está por concluido. Quizás hasta termine sus días en prisión Tom, sin necesidad de vernos envuelto.

- Eres muy optimista Michael, tu padre era un lobo en los negocios y por lo mismo la gente podría llegar a pensar que no hubiera tenido escrúpulos en desalojar a esos pobretones de los suburbios. Puede incluso que Fire termine siendo el héroe en esta historia.

martes, 23 de diciembre de 2014

Flores de la muerte 1: La muerte es tan cierta como la hora incierta


Autor: Dan Lenovo
Revisión: Glauconar Yue

La mañana bendice la tierra de aquella olvidada ciudad, mientras todos los engranes comienzan a rotar. Conforme las sombras crecen, la gente despierta. En el centro de la urbe, todo marcha como de costumbre, los primeros camiones de pasajeros comienzan su eterno recorrido, el dulce aroma del pan de Doña Cecilia inhunda las calles, las viejas cantinas avientan a sus no tan refinados comensales a la calle para cerrar después de una larga jornada de trabajo. Un joven despierta,  a la mitad de la avenida principal,  completamente desnudo, cubierto de cicatrices, que a su vez forman un hermoso dibujo a través de su piel.
El viejo oficial Martínez  se llevaba las manos a la cabeza en señal de desesperación. Los fuertes gritos de la iracunda mujer, tan temprano por la mañana, lo ponían sumamente de malas. Su despacho era pequeño, solo consistía de su viejo pero leal escritorio, una linda cómoda y un perchero donde colgaba su Beretta 92, la cual siempre había presumido, a pesar de que nunca la había disparado. Y ¿por qué iba a hacerlo? El último caso donde se vio involucrado fue el choque de un viejo borracho, que terminó por estacionarse en la sala de una familia. Aunque, claro, eso sería si omitiéramos el caso de desaparición de un chico de 22 años hace una semana, quien mágicamente había vuelto esta mañana. No obstante, Martínez deseaba que jamás hubiese aparecido con tal de no tener que soportar a su madre.
Aquella mujer golpeaba con fuerza el escritorio del oficial, su lindo rostro se deformaba por las muecas de la ira. La señora tendría alrededor de 50 años, pero a pesar de su edad, era una mujer atractiva.
-¿Qué quiere decir con que ya no va a continuar la investigación?– gritó tan fuerte como sus pulmones se lo permitían.

sábado, 20 de diciembre de 2014

NEUSUD: Telekinesis 3 - Dorian


Texto e ilustración: Gerardo Espinoza


Farid sufría de insomnio desde los diez años; aprovechaba las horas de vigilia leyendo o escribiendo pequeñas historias y otras veces participando en juegos on-line, su favorito era Oblivion; pasó noches enteras sin dormir por ganar esas complejas campañas. La realidad virtual era su verdadero hábitat. Cuando salía de ella todo era tan insatisfactorio y vano. Sus únicas amistades fueron tres personas que casi no veía, al menos físicamente. Aún así era admirado por sus compañeros de clase que veían sus logros en Oblivion e intentaban conectar con él, invitarlo a socializar, pero siempre los rechazaba. Ahora cada vez que los recuerda ve sólo sus caras de espanto.

El vehículo se detuvo a pocos metros haciendo sonar el claxon. Farid asustado abrió los ojos y dio un salto hacia atrás cayendo de espaldas. 
El conductor bajó presuroso a socorrer al joven.

-¿De dónde saliste?– preguntó el chofer. -¿Quién te abandonó en medio de la nada? No pudiste haber llegado solo... ¿Cómo te llamas?
Por un momento, pensó que era mudo.
-Soy Farid– respondió lentamente -No sé qué pasó, estoy perdido.
-Descuida, todo estará bien. Mi nombre es Dorian.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Revenge 1: Un cambio a toda costa

Autor: Antony Llanos
Ilustración de Gino Descalzi
 

La vida diaria se vuelve tortuosa para los menos favorecidos económicamente. Pocas veces las personas comunes encuentran alivio a sus padecimientos y los problemas son pan de cada día. Dinero, trabajo, esposa, hijos, enfermedad, estrés, depresión, ira, impotencia y desesperación son solo algunos de los sentimientos o problemas más comunes. Incluso la gente con recursos se ve afectada por algunos de estos, pero el dinero ayuda a  resolverlos con mayor rapidez y casi siempre con resultados favorables. En cambio quienes carecen de poder económico se sumergen en un mar de injusticias y malos tratos de parte de las autoridades que lejos de protegerlos se sirve de ellos.
Tú lo has visto, lo has sentido. Ese es el despertar matutino, el desayuno diario del cual te sirves cuando vas a trabajar, cuando el jefe se aprovecha del poco tiempo libre que tienes y te asigna labores que nada tienen que ver con tu puesto. Puedes sentir esa rabia cuando el supervisor resulta ser un tipo de mente frágil que olvida haberte asignado una tarea de muchas horas para luego decirte que no es necesaria. Vivir así cada día solo para llegar al fin de semana, cobrar tu merecido sueldo y darte cuenta de la enorme lista de descuentos de cuya existencia no estabas al tanto. Subir a un bus repleto de personas que viven la misma existencia vacía enrumbándose a casa tras cada mísero día. Un cobrador de pasajes que apesta a sudor y usa una camisa percudida con el mismo olor penetrante que te hace fruncir el ceño. Con instrucciones inadecuadas te obliga a apretarte al fondo de un vehículo que ya rebasó su capacidad de usuarios. Ese magnífico chofer que se detiene en semáforos en verde, solo porque le da la gana mientras otros vehículos lo pasan de largo.