domingo, 13 de septiembre de 2015

Flores de la muerte 5: Milagro para una muerta

Autor: Dan Lenovo

La desconfianza corroía el alma de las cuatro parcas, después de una larga semana encerrados en las más insanas y demenciales torturas que la mente de Enta Calo pudo maquinar. El recuerdo de aquella frase aun los atormentaba: “Uno de ustedes fue el que me avisó lo que planeaban, y es por eso que me quedé.” Oficialmente habían acordado que aquellas palabras solo eran para romper la unidad que les permitía seguir en este infierno, pero la verdad era que cada uno de ellos guardaba la desconfianza en su corazón.
Sombras se extendían por sus espíritus, consumiendo lentamente la poca esperanza que en ellos podría hallar cabida, cada uno tenía sus hipótesis de lo que pudo terminar con su último intento de escape. El más perturbado por  todo esto era la más nueva admisión de este grupo de vacas de sangre, Tod, quien para ese entonces ya había creado una verdadera relación afectiva con todos, en especial con Abril, quien para colmo no le hablaba desde que Enta se aburrió de torturarlos. Tod asumió que esto solo era debido a la abstinencia de muertes  a la que estaban sometidos. En el pasado, los guardias llevaban a extraños a sus bodegas para que ellos se saciaran. Nunca supo quiénes eran  o qué razón tenían para que los asesinaran, pero era mejor que volverse un demente aun sobre su conciencia.

Aquella mañana comenzó como cualquier otro día. Samanta regresó del ordeñamiento, las lágrimas no dejaban de rodar por sus suaves mejillas, mientras que su boca mostraba el dolor absoluto. Tanto Miguel como Tod la observaron, pero sus angustiadas mentes no les permitieron actuar.
Las puertas rezumbaron y el aire fue cortado. Al otro lado de la bodega, una delicada silueta se dibujaba al contraste con el sol. Abril caminó furiosa hacia el grupo con una mochila en el hombro, y abrazó a la pequeña Samanta, mientras le susurraba algo al oído, aquellas palabras hicieron sonreír a la niña quien devolvió fraternalmente  aquel cálido abrazo.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Revenge 6: Sangre en los cielos

Autor: Anthony Llanos

Dándose cuenta de que sus actos lo exhiben como el enemigo y observando las reacciones de pánico ante su presencia, Revenge se dirige al centro de la ciudad, donde frente a los edificios principales se extienden enormes pantallas por las cuales piensa transmitir la cruda realidad de las cosas. Aparecen en el cielo centenares de esferas conteniendo personas, mientras abajo la gente corre de un lado a otro completamente horrorizada. De repente, las gigantescas pantallas empiezan a transmitir escenas de asesinatos, violaciones y todo tipo de abusos realizados por las personas en las esferas. Los rostros más conocidos causan indignación ante las muchedumbres que se congregan observantes a cada escena. Las imágenes logran calmar a la gente que cambia su estado de pánico por indignación y gritos de justicia, el desprecio y rabia de la gente al saber la verdad causa enorme agitación. Numerosos políticos, estrellas de la televisión, reconocidos políticos del continente sudamericano, autoridades y presidentes son mostrados como los monstruos que son realmente. Se exhiben los más profundos recuerdos y las sucias motivaciones de los ajusticiados, así como los nombres y rostros de las personas que son vengados. Al hacer esto, el público cambia drásticamente para darle todo el apoyo al nuevo “héroe” ante la aterrada mirada de los más grandes gobiernos, que se ven desenmascarados con imágenes transmitidas alrededor del mundo.

miércoles, 27 de mayo de 2015

The Zone 6: Rosseane Magolis

Autor: Alonzo Yzasiga
Ilustración: Dashield Warren Clay

Eran cerca a las tres de la tarde cuando el Departamento de la Comisión de Registro procedió a hacer efectiva la detención ordenada por el magistrado superior de Golden City. El equipo operativo estaba conformado por una unidad SWAT al cual, además del equipamiento respectivo, se le había otorgado los accesorios especiales diseñados por el gobierno para ese tipo de procedimientos. Sus miembros, por cierto, eran seleccionados dentro del mismo cuerpo de oficiales de la policía, después de varias pruebas diseñadas por el propio FBI.
El capitán a cargo de la unidad, de ascendencia alemana, llevaba el curioso nombre de Atila Baer, y era un ex militar que había ingreso al cuerpo de policía, primero como instructor y luego como oficial en activo. Todos los miembros del equipo lo respetaban y trataban de nunca jugarse con él y eso lo hacía muy feliz. Era verdaderamente una persona impetuosa, y por ello sus subordinados le habían otorgado el curioso apelativo de “Kaiser”. Sin embargo, Baer mascullaba su enojo al tener que estar bajo el mando del agente especial Bridges, pues no soportaba subyugarse ante alguien que poseyera un genio peor que el suyo.
Los dos vehículos blindados avanzaban rápido hacia el edificio “Magister”, una residencia compuesta por varios apartamentos y cuyo penthouse pertenecía a Ray Fire. En el blindado posterior se encontraba el agente Davidson quien, mientras se aproximaban al lugar del arresto, cavilaba sobre las pesquisas hechas durante la mañana en el puerto. Todas ellas parecían indicar que sus suposiciones eran afirmativas; pese a ello, debía esperar los análisis respectivos de los laboratorios de la policía, además del informe del forense con respecto al cuerpo de Morton. No se fiaba de la efectividad de este último para un examen detallado; si hubiera tenido la potestad de solicitar a un perito del FBI no lo hubiera dudado, pero tenía que ceñirse a los procedimientos de su institución.

jueves, 14 de mayo de 2015

Revenge 5: Justicia para todos

Autor: Anthony Llanos
Ilustración: Disorted Designs

Suspendido en el cielo, inmóvil, las luces fulgurantes de sus ojos desvanecidas parecen señalar que  los tiene cerrados. La negrura interior bajo la capucha azul parece ser un agujero negro devorando la poca luz de la luna. Es una noche agitada, las ráfagas del viento se mueven con una fuerza exactamente igual que las vidas de sus habitantes. Grandes acciones que llevan de un lado a otro, consecuencias terribles e inevitables, una sola palabra retumba en su mente una y otra vez: Injusticia.
De pronto surge un movimiento antinatural y Revenge parece mover su cabeza a cientos de revoluciones por segundo, como un temblor causado por un frío extremo pero mucho peor. Sus puños se cierran enérgicamente temblando incontrolablemente. Fuera de toda la rabia que puede sentir todavía un rezago de humanidad mantiene cierto tipo de control.
¿Qué puede ser lo que ocasionó semejante reacción?
“Vamos hijo, quema a la perra, es una cualquiera, merece que la castiguen…”
Cambiando de fases entre lo etéreo y físico su cuerpo se torna transparente y sólido una y otra vez. Sus ojos brillan encendidos mientras vuela a toda velocidad llegando en solo unos segundos a su destino.
La escena al entrar fue horrible: Un sótano maloliente, en este una mujer y seis chicos, cuyas edades oscilan entre los diez y diecisiete años, abusaban de una adolecente de trece años atada a un mugroso catre. La pobre chica tenía el cabello sucio, el rostro deformado por golpizas terribles, los labios estaban abiertos y de ellos manaba sangre. En su torso se podía ver escritos insultos y cifras talladas con una navaja en la piel, además de un sinnúmero de moretones. La vieja ropa que llevaba puesta estaba cubierta de manchas de sangre seca y otras más recientes. El mayor de los jóvenes la estaba quemando con un cigarrillo animado por la mujer que parecía ser su madre.

jueves, 7 de mayo de 2015

NEUSUD - Telekinesis 9: Madrugada

Autor: Gerardo Espinoza

Gregory oyó atentamente el testimonio de Dorian. Analizó cada suceso, relacionó punto por punto la cadena de eventos tras la explosión en Chaclacayo, el accidente que una hora antes sufrió y la propia desaparición de Farid.
Acordaron reunirse a una hora determinada en el Hall Plaza de Lima Gris. Gregory escribió algunos números en su cuaderno de campo y luego colgó. Quedó pensativo unos segundos. Dejó el celular en una especie de receptáculo de aluminio, deslizó la mano bajo la lámpara y la apagó.
-¿Por qué te llaman tan tarde esos nerds?– preguntó Nat.
-No sé. Fácil cree que soy un tremendo friki sin vida,– dijo sonriendo.
-¿Y no lo eres?– contestó Nat, ahora de forma traviesa.
-¡Venga! ¡Claro que no!– Se puso una máscara de Batman y se acostó con la bella Nat que estaba completamente desnuda.

Gregory Estévez era el típico teórico de la conspiración, ovnílogo y friki consumado. Se había graduado en telecomunicaciones y era locutor radial.  Gozaba de cierta popularidad en medios radiales y redes sociales, gracias a los tres programas de corte friki que había creado y a su papel como co-creador de Finisterre Podcast.
Un buen día, Nat llegó a su vida. Fue invitada a la radio y hablaron toda la hora sobre serendipias históricas. Enseguida surgió la química; Nat era su complemento perfecto, era apasionada, mística e intuitiva. Sus conocimientos de historia y ritos ancestrales eran la delicia de Gregory. Juntos crearon Finisterre, un Podcast en internet especializado en ufología y temas frikis. Esto catapultó aun más la popularidad de ambos en el ciberespacio. Gregory y Nat eran amantes, convivientes, cómplices, camaradas.

domingo, 3 de mayo de 2015

The Zone 5: La comisión de registro

Autor: Alonzo Yzasiga

Ilustración: Dashield Warren Clay

Marcus Bridges se adelantó iracundo por el muelle portuario, un paso más atrás se encontraba su asistente adjunto, Davidson. Marcus era un agente federal con mal carácter, poco analítico y muy inclinado a la acción, algo que resultaba un tanto atípico para una agencia caracterizada por la investigación concienzuda del delito criminal. Se decía del FBI que podía atrapar más culpables por medio de un trabajo de laboratorio que interrogando sospechosos; sin embargo, Bridges parecía la encarnación de un agente de los años treinta luchando contra la prohibición o siguiendo la pista de famosos asaltantes de bancos, siempre a punto de saltar sobre el cuello de los delincuentes para darles una soberana paliza. Al menos eso había sido algo propio de sus años más mozos, ahora a sus 45 años luchaba por refrenar sus ímpetus, los que se reflejaban en su tono hosco, su cara ceñuda y sus gestos altaneros que transmitían la imagen inequívoca de alguien dispuesto a solucionar las cosas a punta de puñetazos. A pesar de las décadas transcurridas todavía conservaba rezagos de su época juvenil cuando practicaba fútbol americano. Era un hombre de contextura gruesa y de fuertes brazos que se incomoda por utilizar el terno obligatorio solicitado por su institución. Aunque no un fanático, trataba de asistir, por lo menos una vez cada dos semanas, al gimnasio para realizar unas cortas sesiones de levantamiento de pesas buscando conservar su buen estado físico.
Tras los sucesos de la planta Zolarum, con la aparición entonces de los metahumanos y al decretarse la Ley Dewey, el gobierno tuvo a bien crear el Departamento de la Comisión de Registro como una instancia anexa a la Oficina Federal de Investigación, aunque todo el mundo sospechaba que sus archivos eran compartidos a su vez tanto por la rama logística del Ejercito como por la CIA. Marcus Bridges había hecho carrera como agente de campo en diversas acciones contra las mafias de la costa este, y justamente ello lo convirtió en el candidato idóneo para ser designado agente especial de operaciones de la Comisión de registro. Su trabajo consistía en el arresto o persecución de los metahumanos que incumplían las normativas de la Ley Dewey, acto nada grato cuando se comprendía que se trataba de seres con poderes dispuestos a utilizarlos con tal de no ser detenidos por la justicia, sin importarles por supuesto el daño colateral que pudieran causar a los testigos  y mucho menos a sus perseguidores.

jueves, 30 de abril de 2015

La manada 7: El lugar en el que todo empezó

Autor: Hans Rothgiesser
Ilustración: Hirokii Yamagi


Esa noche también había luna llena. Parecía mentira que tanto tiempo hubiese pasado desde aquella vez en la que Lobo lo había citado aquí para darle su primer ultimatum. Desde entonces hasta ahora había sucedido tanto. Las cosas realmente se habían deteriorado. Quizás si Corsair hubiese tomado más en serio a Lobo en aquel momento, se habría salvado vidas. Big Data estaría aún vivo. Frontpage también.
Pero no. Los superhéroes no negocian con terroristas. Lobo estaba claramente loco y ceder a sus demandas habría sido una locura en sí mismo. Corsair no negocia con dementes.
No había regresado a Tailandia desde ese día en el que discutió con Lobo. Y la señal que lo había llevado hasta esa isla en esa ocasión era la misma señal que estaba llamando su atención ahora. Definitivamente era la manera de Lobo de decirle que quería hablar con él nuevamente. Y siendo Corsair el tipo de superhéroe que es, iría solo. Eso lo sabían los dos. Quizás Lobo más que él mismo.
Corsair aterrizó en el claro del bosque en el que se abían encontrado la vez pasada. Aun quedaa la marca del lugar mismo en el que había caído el rayo del cielo hacía un año. El rayo con el que Lobo había pretendido amedrentar a Corsair.
“Yo les advertí”, escuchó Corsair de prono la voz de Lobo. “Les dije que hablaba en serio. Pero ustedes han decidido no creerme”

domingo, 26 de abril de 2015

NEUSUD - Telekinesis 8: Contacto

Autor: Gerardo Espinoza

Dorian maniobró el volante como pudo; esquivó un par de vehículos, pero chocó contra unas rocas. Fuera de control, la camioneta se volcó dando vueltas de campana en dirección a un precipicio. El conductor giró la cabeza, abrió los ojos una fracción de segundo y presenció algo que nunca olvidaría: Farid se le acercaba mientras su cuerpo se desmaterializaba rodeado de un halo luminoso. De un momento a otro, Dorian se estrelló contra la tierra, fuera de la cabina. Alzó la los ojos y vio su camioneta terminar de caer. Permaneció inmóvil varios minutos.

Desde la carretera se acercaron varias personas con intención de ayudar; preguntaron si se encontraba bien, si tenía algún dolor interno. Dorian hacía poco caso a esas preguntas. Su cabeza estaba ensangrentada.
-¿Dónde está?– interrumpió desconcertado.
Su mirada era incrédula y sus ojos no parpadeaban; quiso caminar por su propia cuenta y con mucho pesar buscó a Farid.
-¿Qué le ocurre, señor?– preguntó una mujer joven.
-Usted manejaba solo y posiblemente se quedó dormido– dijo otro señor ya mayor.
Sin hacer caso a lo que decían, se arrodilló para ver entre el fierro retorcido. Pero no halló a nadie. No tenía sentido.
-Oiga, con tan poca luz no podrá encontrar nada. Dentro de unas horas amanecerá y volverá con calma a recoger sus pertenencias.
-¡No! ¡Tiene que estar aquí!– alzó la voz vehemente.
-¡Está perdiendo mucha sangre, señor!– lo detuvo uno de ellos tomándole de los hombros,- ¡Escúcheme! A tres kilómetros de acá está la mina donde trabajo. Me ofrezco a llevarlo, allí lo atenderán. Por favor, cálmese.
Dorian asintió confuso. Metió la mano al bolsillo y sacó un papel doblado. Era el recorte de periódico donde estaba encerrado en un círculo el contacto que seguramente lo ayudaría: Gregory Estévez.

viernes, 17 de abril de 2015

El magnífico mago Mystére 7: Cabos sueltos

Autor: Glauconar Yue
Ilustración: Christian Magán

Un policía corpulento y negro me sacó del espantoso armario en el que había pasado las últimas semanas. Me preguntó varias veces si estaba bien, pero yo solo podía mirar desconcertado la pequeña habitación del enfermo que me había mantenido encerrado, los diagramas extraños que dibujaba, la colección enorme de periódicos y videos, las pantallas que resplandecían por todos lados. Tú creíste que yo estaba obsesionado con el mago, pero debiste ver a ese tipo. Tenía armarios enteros y cajas de cajas, repletas de información, real e inventada, toda relacionada de alguna forma al mago o al garou.
El policía me llevó fuera del edificio y me cubrió los hombros con una manta. Hacía tiempo que no respiraba aire fresco. Cuando sus colegas me vieron, reaccionaron alarmados y me llevaron hacia la patrulla. Por un momento pensé que me llevarían preso sin haber hecho nada, que creían que yo era parte de los asesinatos, del fraude y qué sé yo. No sé. Simplemente estaba muy asustado.
En la parte trasera de una camioneta de policía había dos hombres sentados con esposas en las manos: uno era el loco que me secuestró; el otro era el mago Mystére. Le señalé a la policía lo mejor que pude, con pocas palabras, que el mago me había salvado y el otro era el culpable. En cuanto soltaron a Mystére, el secuestrador se puso a gritar que era el lobo, que era el asesino.
-¡¡¡ASESINO!!!

domingo, 12 de abril de 2015

NEUSUD - Telekinesis 7: Tropelía

Autor: Gerardo Espinoza

El silencio se fue quebrando a medida que el vehículo se acercó zigzagueando a toda velocidad. El agente Gamboa tomó el altavoz y se trepó sobre una peña al borde del camino.
-¡Detenga su vehículo, está rodeado! ¡Tenemos órdenes de abrir fuego si ignora estas advertencias! – repitió esta frase las veces que creyó necesario.
El carro estaba cada vez más cerca. Luces potentes alumbraban el sitio del encuentro. Detrás del sospechoso venían tres patrullas del escuadrón secundario persiguiéndolo.
Restaban menos de veinte segundos para el encuentro y Dorian ordenó preparar las armas,  el impacto era inminente.
-¡Ese infeliz no se va a detener! ¡Apunten al motor y las llantas, carajo!
Una serie de ráfagas certeras acabaron con las llantas delanteras del auto, que perdió el control estrellándose contra varios montículos de roca antes de parar.
El agente se dispuso a dar otra orden, pero una alerta en la radio le interrumpió.
-¡Está ocurriendo de nuevo! ¡La información no puede perderse!– Era la voz de Neira que transmitía desde Lima Gris.- ¡Es el pulso…!- la transmisión se interrumpió. Al instante las luces se volvieron intermitentes y el altavoz emitió estática.
Un pulso electromagnético, igual al que se había hace un año. Volteó a ver a los soldados que miraban al cielo vociferando cosas, parecían asombrados por algo, mientras el general se mantenía indiferente. Gamboa alzó la vista y presenció por primera vez el fenómeno; una aurora austral trazando el cielo con un verde fosforescente, era tan extraño presenciar una en estas latitudes.
Entonces ocurrió: las camionetas que rodeaban al sospechoso acababan de estallar; algunos supervivientes intentaban huir del fuego entre trozos de metal y otros cuerpos.

viernes, 10 de abril de 2015

Flores de la muerte 4: Eterna sonrisa

Autor: Dan Lenovo
Ilustración: Bloody Zone

Mientras el último muertito del turno cruzo el umbral rumbo a la eternidad, estiraba mis brazos dejando que mis torturados hombros tomaran un descanso. La bruma del aburrimiento nublaba mi juicio, necesitaba encontrar algo con que divertirme o terminaría creando otra pandemia, y para ser sincera no quisiera repetir la reprimenda del jefe de cuando provoqué la última.
Tomé un vistazo alrededor de la sala de espera, en busca de algo que me distrajera de mis obligaciones un momento. Sentado en una silla al fondo se encontraba mi siempre leal cachorrito: un hombre fornido, con vestimenta típica del México revolucionario, camisas holgadas y un gran sombrero de piel.
-Panchito, cariño, puedes venir un segundo– ronroneé, pero aquel malhumorado hombre no me respondió. Intenté un par de veces más pero nunca funcionó, fue como a la quinta vez que rompió mi paciencia: -¡Veltesta!– grité furiosa.
Con un pequeño brinco que casi tumba su sombrero se levantó de su asiento y fue arrastrado hasta mí como si una cuerda invisible lo jalara. Cuando llegó conmigo, su rostro reflejaba una combinación entre sorpresa y enojo.
-¿Podrías recordarme quién eres?– pregunté de la forma más sarcástica posible.
-Soy Veltesta, la tercera cabeza de su cerbero, mi señora,– contestó de mala gana.
-Exacto, entonces sí lo sabes ¿explícame por qué decidiste ignorarme?
-Estaba dormido, mi señora,– contestó nervioso aquel viejo militar.
-¡Estás muerto desde hace más de un siglo, no necesitas dormir!– la furia en mi voz era evidente, –. Bueno, y ¿dónde están tus hermanos?.

jueves, 2 de abril de 2015

The Zone 4: Un misterio inexplicable

Autor: Alonzo Yzasiga
Ilustración de Dashield Warren Klay

Mientras James Morton se dirigía a la oficina principal de Big Benny se preguntó qué pensaría el viejo George de ver convertida su mansión en un chiquero. Ni siquiera bajo la antigua administración de Liam O'Donnell se encontró en tal estado, mucho menos cuando la dirección cayó en manos de Tabitha Rissi, quien por el contrario se encargó de adornarla, ordenar que la servidumbre limpiara tres veces al día y reemplazar los antiguos muebles por otros más ostentosos y caros.

Ahora, sin embargo, dichos mobiliarios se encontraban desmejorados, los cojines rotos, la suciedad en las habitaciones se acumulaba, algunas paredes mostraban algunos grafitis pandilleros, en el piso botellas y latas de cerveza vacías interrumpían el paso, las cucarachas rondaban sobre los restos de pizza o pollo frito; Morton incluso se imaginó a ratas campeando a sus anchas por el jardín y el tejado. Big Benny había convertido la antigua residencia familiar en un fuerte donde sus más allegados se encargaban de protegerlo, pero a la vez su estadía provocaba un desbarajuste total en el recinto que increíblemente a su jefe parecía importarle absolutamente nada. Hammer se encontraba escoltado por dos hombres de confianza de Big Benny, ambos fornidos y con metralletas colgando de los hombros, temibles, pero Morton, una cabeza más alto que ellos no se dejaba amilanar por lo que consideraba tan poca cosa. Finalmente llegaron a la entrada del despacho donde otro guardaespaldas abrió la puerta y lo invitó a entrar asegurándole que los demás esperarían fuera.

sábado, 28 de marzo de 2015

La manada 6: El fin justifica los medios


Autor: Hans Rothgiesser

La decisión de instalar el taller en Seúl no fue muy difícil de sustentar. Zap necesitaba estar cerca a ciertos desarrolladores de tecnología. Y aquí en el distrito de Seocho en Seúl estaban presentes todos los grandes jugadores de la industria de la tecnología de las comunicaciones. Era exactamente lo que requería para poder cumplir con la misión que se le había encomendado.
O mejor dicho, la misión que él mismo había definido y había convencido a los demás superhéroes relevantes de que tenía que resolver para poder tener por fin ese sistema de defensa que los protegería de amenazas de fuera de este mundo. Amenazas que en el pasado ya se habían manifestado y que habían representado grandes pérdidas. Con un sistema de defensa como el que él proponía, nunca más tendrían que preocuparse de posibles invasiones de civilizaciones de otras galaxias.
Zap era joven, idealista y muy inteligente. No obstante, tenía lo que otros superhéroes habían convenido en llamar una inteligencia selectiva. Era extremadamente hábil y capaz para el desarrollo de proyectos tecnológicos, pero terrible para asuntos más cotidianos. Por eso fue que se aprobó brindarle los recursos que necesitaría para su proyecto, pero con la condición de que trabaje con otros dos miembros de la comunidad de superhéroes.
Esos otros dos eran la Baronesa Roja y Ojo Público, ambos ligeramente mayores en edad que Zap,  pero con orientaciones completamente distintas. Este equipo de tres superhéroes lo había coordinado Insel X hacía un par de años. Y que el mismo Insel X hubiera solicitado un reporte completo de los avances del Proyecto Mano Negra no era para nada sospechoso. Después de todo, una iniciativa como ésta se financiaba con aportes de distitnas fuentes. Era de esperar que esos patrocinadores desearan saber constantemente cómo iban las cosas.

miércoles, 25 de marzo de 2015

NEUSUD - Telekinesis 6: Hechos

Texto e ilustración: Gerardo Espinoza

La silente noche es interrumpida por el grave sonido de un motor a toda marcha.
-¡No soy un terrorista!– exclamó Farid enérgico.
-¡A esos dos mocosos los conocías!– interrumpió Dorian,– ¡Todos ustedes son terroristas!
-¡Eso no es cierto!– por más que intentase convencerlo, Dorian no dejaba de vociferar.
-¡Debería obligarte a bajar!– dijo Dorian mirando la carretera contemplando la posibilidad de abandonarlo en mitad de la nada, como cuando lo encontró.
-¿Crees que soy un asesino?– la voz de Farid se notaba apagada y al borde del llanto.
Dorian dejó pasar breves segundos luego de oír esas palabras. Pensó que intentaría convencerlo, pero no dijo nada. Se preguntaba cómo hacer encajar los hechos para absolver de culpa a Farid, pero era inútil darlo por inocente si no creía en la supuesta desaparición.

Gamboa caminó hasta su auto mientras encendía un cigarro. Comprobó que la cámara en el parabrisas había grabado todo y verificó si tenía algún mensaje en el panel. Hizo un gesto al espejo y lanzó un escupitajo por la ventanilla, tomó una cajetilla entera y salió del auto a seguir supervisando el operativo, arrojando humo por la nariz, disfrutando su adicción al tabaco, el único vicio negativo que arrastra desde el ejército.

sábado, 21 de marzo de 2015

Revenge 4: La raíz del mal

Autor: Antony Llanos
Ilustración: Walter Gonzalez


Teletrece informa:
Más de cincuenta compañías de bomberos luchan por contener el colosal incendio que consumió en su totalidad la enorme flota de vehículos de la empresa de transportes “Constelación s.a.” Más de trescientos buses de transporte además de algunos vehículos del personal administrativo de la empresa fueron destruidos. Hasta el momento suman trece personas fallecidas aunque los bomberos no descartan que pueda haber más víctimas de este terrible incendio.

Noticias Canal 1
Un colosal incendio en las instalaciones de la empresa “Constelación s.a.” destruyó a más de tres cientos buses de transporte y algunos otros vehículos. Aunque se han registrado catorce muertos, se presume que habría otros cinco desaparecidos. Las causas del incendio son desconocidas aunque los péritos policiales presumen que este incidente fue causado intencionalmente.

Noticias CNT
Hace aproximadamente dos horas un incendio arrasó con la flota de más de trescientos buses de la empresa de transportes “Constelación S.A.” Hasta el momento se han hallado quince cuerpos calcinados. Aunque las causas no se han esclarecido, la teoría del accidente viene siendo descartada debido a que ninguno de los trabajadores de la empresa pudo escapar.

domingo, 8 de marzo de 2015

El magnifico mago Mystére 6: Patrones Cósmicos

Autor: Glauconar Yue
Ilustración: Edward Torres Vega



Para atrapar a la bestia en forma de hombre debo atrapar al hombre en forma de bestia
El verdadero monstruo es aquel que se oculta, el burlador
El verdadero monstruo es aquel que menos lo parece
La bestia hará ver a otros como monstruos para robar su rostro humano
Por eso es que la única manera de esconder la verdad siniestra es ponerla a la vista de todos
Por eso es que debo esconder a quien él quiso exhibir
Para exhibir lo que él quiso esconder
Porque el hombre no es la bestia
No debe ser lo que ha sido
El verdadero hombre debe reescribir su pasado en las sombras
A la lumbre de la luz sombría


Tras escribir estas líneas, dejó el cuaderno en el piso y volvió a rebobinar el video. La luz de las pantallas del televisor y las computadoras eran lo único que iluminaba el cuarto. El televisor mostraba una perspectiva desde la plaza bajo el edificio que no dejaba distinguir más que las cabezas de dos personas: una mujer y un hombre con sombrero. Y, detrás de ellos, sombras enormes, sombras que definitivamente no coincidían con la dirección de la luz del sol. Se veía más de las sombras en el video de youtube, el que fue tomado desde el edificio de en frente. Ahí también se podía distinguir a las personas de cuerpo entero, aunque no sus rostros, que se reducían a un par de píxeles. Era la cámara de un teléfono móvil, con pésima calidad. Con la poca resolución tampoco se podía juzgar claramente de dónde venían as sombras. Las dos personas daban vueltas a su alrededor, como jalando algo. Rebobinó unos segundos y lo reprodujo en cámara lenta. Ahí, durante unos momentos, había un reflejo, un resplandor estirándose entre los dos. Una cuerda plateada que estaba presente todo el tiempo, aunque invisible, para atar las sombras con luz, la muerte con la vida.
Volvió entre la pila de periódicos a su izquierda y entresacó uno de hace siete meses. Calculando la relación entre aquel momento y la fecha del incidente, resaltó cada palabra que se ajustara a una fórmula de crecimiento no lineal. Esta vez utilizó esferas para distinguir cuales palabras eran las elejidas, ya que el papel ya llevaba rayones y colores. Anotó las palabras una después de otra en su cuaderno.

peligro cambio con para cuando rescate


jueves, 5 de marzo de 2015

Flores de la muerte 3: Morir un poco


Autor: Dan Lenovo

Ilustración: Don Arturo

Un día en la granja.

Dos días habían transcurrido desde que llegué a este horrible agujero, cuando uno de aquellos hombres que nos custodiaban me levantó de mi inmundicia y me arrastró a través del pabellón afuera de la bodega. Eventualmente llegamos a un cuarto escondido bajo algunas capas de tierra, el lugar parecía un consultorio de dentista para niños. Todo el lugar era un enorme círculo con lindos dibujos de animales por todos lados y, justo en el centro, una silla alta con muchos tubos colgando a su costado. El hombre me obligó a sentarme, yo no opuse resistencia, nada me importaba.
Fue en ese momento cuando aquel hombre entró. Era alto y moreno, con una larga cabellera blanca, vestía lo que parecía un traje muy caro de color morado. Su voz resonaba alegremente por el lugar mientras hablaba por teléfono.
-Sí comadreja, te digo que estoy bien,– dijo con una voz que sonaba muy familiar, –. Volveré a casa pronto, perdonen por preocuparlos.
No fue sino hasta que logré escuchar la voz al otro lado del teléfono que me di cuenta de por qué esa voz me sonaba tan conocida.
-De acuerdo, espero que no tardes,– respondió una melodiosa voz en la lejanía, que no era otra más que la de mi hermana pequeña.
Aquel sujeto se estaba haciendo pasar por mí. Mi cuerpo se llenó de cólera y lentamente comencé a sentir cómo la furia se apoderaba de mí ser, y para mi horror nuevamente perdí el conocimiento. Cuando desperté, encontré algo completamente diferente a lo que esperaba. Aquel hombre se encontraba intacto frente a mí, sonriéndome alegremente, a su lado se encontraba el hombre que me había secuestrado.
-Lo siento, señor Belerofonte, el que haya tenido que intervenir…– se disculpó sin ningún tipo de arrepentimiento real, más bien decepcionado.
-Descuida Enta, querido,– lo interrumpió para lamer delicadamente sus labios.– Fue algo suculento.
Intenté hacer algo, pero mi cuerpo se sentía demasiado débil, mi cabeza zumbaba y mis ojos ardían, mientras era azotado por la sed más grande que había experimentado en mi vida. Cuando logré voltear pude ver cómo unos ductos transparentes extraían sin control toda la sangre de mi cuerpo, no pasó mucho tiempo hasta que morí desangrado.

domingo, 22 de febrero de 2015

La manada 5: Una visita postergada

Autor: Hans Rothgiesser

Insel X era uno de esos superhéroes que bien podría dormir y ducharse en su uniforme. Para él, su personalidad de civil era el verdadero disfraz. Prefería andar todo el día vestido con su traje negro con diseños rojos, su cinturón con compartimientos y su máscara. Era relativamente delgado, pero eso no quitaba que estuviera en la máxima capacidad de su condición física. Incluso dentro de su guarida llevaba sus guantes de material sintético especial -desarrollado por un laboratorio en Asia especialmente para él-. Su máscara cubría toda su cara, a excepción del área triangular debajo de su nariz, que incluía su boca.
Su nombre de nacimiento era Basil, pero desde la última vez que respondió a él ha usado tantos otros, que su recuerdo es remoto. Desde su dura infancia en las calles y la determinación durante su adolescencia de que sería superhéroe para evitar que otros sufran lo que él había sufrido, había preferido hacerse llamar de otras maneras. Esto ayudaba a internalizar la idea de que él no era un ser humano. Era algo mucho más grande que eso. Y que si moría hoy, su legado continuaría de alguna manera. Tenía planes para ello.
De hecho, Insel X tenía planes para todo. Desde que se planteó como objetivo ser miembro de la comunidad de superhéroes, colocando su intelecto superior como piedra angular de su plan, se había estado preparando mental y físicamente. Cerca a cumplir 30 años, consideraba que nunca antes había estado mejor preparado para el enfrentamiento que sabía que venía.
Por eso cuando uno de los ductos de ventilación de su guarida subterránea explotó, él supo exactamente de qué se trataba y qué era lo que tenía que hacer. Puso cuidadosamente a un lado de la mesa en la que estaba trabajando el prototipo de un artefacto que uno de sus colaboradores anónimos había manufacturado para él. Luego se volteó y respiró profundamente un par de veces.
“Lobo”, comentó sin verlo aún. Segundos después se reveló la imponente figura del intruso que ya estaba parado a unos metros de él.
“No he venido para pelear contigo, Basil”, dijo el intruso con voz grave. El uso de su nombre de pila era algo que obviamente estaba pensado para distraerlo. No dejaría que suceda.

domingo, 15 de febrero de 2015

Revenge 3: Guerra contra el crimen

Autor: Antony Llanos
Ilustración: Gino Descalzi


Volando a una velocidad que casi triplicaba la del sonido, Revenge llegó en poco tiempo a una prisión. Levitando sobre ella lejos de las luces vigía que constantemente se movían por los diversos sectores, se quedó quieto observando.
-Quisiera destruirla por completo, con todo cuanto hay dentro- pensó Abel.
-¿Y si hay algún inocente dentro? Siempre hay personas encerradas injustamente ¿Quién hará justicia para ellas?
-Tienes razón. ¿Entonces cómo saber quiénes son culpables o inocentes?
-Será fácil para nosotros con el “Campo Empático”. ¡Observa!
Ambas luminosidades que conformaban sus ojos se desvanecieron en la oscuridad dentro de la capucha, mientras una esfera iba  lentamente cubriendo la totalidad de la prisión. Cuando cubrió completamente la cárcel, Abel pudo percibir los recuerdos, emociones y sentimientos de todos y cada uno de sus ocupantes, guardias, reos y administrativos en el interior. Todos fueron develando sus secretos ante él en solo unos minutos. Ahora lo sabía todo y haría pagar a todos los culpables.
Levitó hasta llegar a una pared a una altura de tres pisos.
-Quiero que el miedo se esparza lentamente, aparecer dentro sería muy rápido.

domingo, 8 de febrero de 2015

El magnífico mago Mystére 5: ¡Aunque usted no lo crea!

Autor: Glauconar Yue
Ilustración: Cecilia Llerena

Todos los domingos por la mañana, Hélène desayunaba en el café Bellevue, con un capuchino, un croisant y un periódico. Ya había pasado la época más oscura del invierno y el sol estaba bastante alto a estas horas, iluminando las porciones de nieve en la calle. Normalmente no perdía el ritmo de levantarse temprano, incluso los fines de semana, pero últimamente no había podido descansar bien.
Hojeó el periódico para distraerse, mientras esperaba que el sol surgiera desde detrás de la torre de la antigua iglesia. Entre las páginas encontró un naipe, el nueve de picas.
-¿Pero qué rayos?- murmuró, colocando la tarjeta bajo su taza de café para volver a la lectura.
En las noticias había apenas una mención fugaz del apagón global en Sudamérica, y nadie parecía acordarse del joven científico desaparecido la semana pasada en Suiza. La mayoría de páginas seguían especulando sobre la desconocida identidad del garou. No había sucedido nada, nadie sabía nada, pero era el tema sobre el que la gente quería leer. O el tema sobre el que los periódicos querían escribir, aunque nadie quisiera realmente leerlo. Ahora anunciaban que el asesino era un terrorista islamista o, bueno, que podía serlo, aunque no había pruebas. En cambio, a nadie parecía interesarle la desaparición de su compañero Pierre. Era como si hubiese desaparecido también de la memoria de la gente.
En ese momento sonaron las campanas de la vieja iglesia. Hélène notó que el sol no se alzaba sobre su torre. De hecho, todo el edificio y la mayoría del sol estaban cubiertos por un rascacielos metálico en construcción que se alzaba, lento pero seguro, frente a la ventana del café.
-Buenos días, mademoiselle,- la saludó una voz, -¿Me permite acompañarla?

miércoles, 4 de febrero de 2015

NEUSUD - Telekinesis 5: Aprehensión

Autor: Gerardo Espinoza
Ilustración: Gerardo Espinoza


El camino a la costa estaba repleto de curvas, los accidentes eran frecuentes y normalmente se veían vehículos averiados cada tres kilómetros. Dorian relacionaba estas fallas al fenómeno que jodió los celulares y aparatos eléctricos, algo que en realidad podría tener sentido a pesar de sus explicaciones peregrinas. Ponía de ejemplo al GPS que variaba las coordenadas equivocando las rutas o la computadora interna de la camioneta que fallaba inexplicablemente; fallos como estos provocarían accidentes fatales. Estaba convencido de que la tormenta solar seguía jodiendo los artefactos electrónicos y nadie podía hacer nada al respecto.
Dorian detuvo la camioneta y bajó junto a Farid, apagó el motor y las luces esperando presenciar aquel fenómeno que a los pocos segundos empezó a oírse.
-Parece un motor lejano que se enciende una y otra vez– comentó Dorian.
-Siempre quise saber de dónde viene– dijo Farid.
Ambos mantenían su atención mirando al cielo y a todas direcciones sin acertar el origen del sonido que remecía la atmósfera en aquel paraje desolado. Aquella resonancia recordaba los instantes previos a un terremoto.
-Recuerdo las madrugadas en mi departamento intentando escribir mis primeros libros; estos sonidos retumbaban siempre pasadas las dos de la madrugada. Eran muy exactos, se repetían por más de quince minutos y paraban. Luego, un minuto después, empezaba un ciclo intermitente. No había forma de cronometrarlo.
Farid también había notado esas características, incluso a veces grababa el sonido en sus partidas online de Oblivion cuando coordinaba estrategias de madrugada.
Instantes después continuaron el viaje. Llegaron a la avenida Panamericana, más adelante unas luces advirtieron a los viajeros de una batida militar. La fila de vehículos particulares e interprovinciales se extendía por casi doscientos metros y eran inspeccionados por soldados armados que parecían recibir órdenes de una persona de traje negro.

lunes, 26 de enero de 2015

Flores de la muerte 2: Enta Caló

Texto e ilustración: Dan Lenovo
Revisión: Luis Arbaiza 

Diario personal de Enta Caló.
Fecha: 16/03/20.
Entrada No: 158.

Dejé caer al incompetente oficial a mis pies, con un pequeño giro de mi cuello volteé a ver a aquel pobre ser que había terminado desparramado por todo el callejón. Era en estos momentos en los que sentía que debía cambiar de trabajo, odiaba cómo ellos arruinaban algo tan hermoso como es el asesinato, quitándole el delicioso olor que deja un cuerpo atrás cuando su alma se ha marchado.
Mi misión era seguir al sujeto “A”, quien, según me dijeron, había pasado por esta desolada ciudad de México, pero envés de ello me he topado con otra vaca más. El protocolo de la compañía me obligaba a reportar esto a mi jefe y pedir instrucciones; sin embargo, eso era algo que desearía evitar ya que, tan obvio como parece, quiere decir que debo hablar con aquel que firma mis cheques. De solo pensarlo, mi sangre se hiela.
Con la mano temblando y dándole la espalda al cadáver en el callejón, tomé mi celular y presioné el botón de llamada rápida. Comenzaba a sudar frío a cada tono del móvil, hasta que la llamada fue contestada.
-¡Oh! Enta, mi vida, me excita tanto que me hables…

sábado, 17 de enero de 2015

Revenge 2: Instinto


Autor: Antony Llanos
Ilustración: Gino Descalzi 

Caminando por la calle Abel miró su reloj. Eran las doce en punto. En su mente como primer acto estaba un instinto básico del ser humano: ¡venganza! Los asaltantes serían los primeros en probar sus nuevas habilidades, habilidades que ni él mismo conocía.
Los halló en la esquina de siempre esperando alguna victima incauta tal como él lo había sido la noche anterior. Se acercó caminando directamente hacia ellos.
-¡Quiero que se vayan! Se largarán de aquí y no volverán a robar más- dijo Abel muy seguro de sí mismo.
-Y si no nos vamos, ¿qué?- respondió desafiante uno de ellos mientras sacaba un cuchillo de cocina medio oxidado.
-Si no se van, los echaré de aquí.
-¿De veras? ¿Por qué no nos echas, entonces?
El delincuente se abalanzó cuchillo en mano sobre él. Abel lo esquivó con facilidad, pero tenía miedo pues nunca había sido de carácter violento y era la primera vez que enfrentaba a otra persona. Otro de los delincuentes sacó un arma y apuntó directamente a su cabeza tirando del gatillo mientras se burlaba recordándole lo fácil que les resultó asaltarlo.

miércoles, 14 de enero de 2015

NEUSUD: Telekinesis 4 - Tiempo

Autor: Gerardo Espinoza
Ilustración: Gerardo Espinoza

Dorian seguía riendo cuando terminó su taza de café. Esperó un momento y se quedó en silencio observando al pobre Farid. Estaba maltratado como alguien que vuelve de una guerra. Notó que le temblaban las manos y parecía intranquilo, miraba a todos lados y le pesó no haberse dado cuenta de su condición. 
- ¿Esperas que te crea? – preguntó Dorian con seriedad.
- Tú me estás hablando de psicoquinesia y eso sólo pasa en las películas, si has tenido un problema real, por favor dímelo y sabré cómo ayudarte.
- ¡Es lo único que recuerdo! – interrumpió Farid visiblemente consternado.
- De acuerdo. Vayamos por partes: Estabas en el colegio y por alguna razón desconocida viste morir a toda tu clase, luego de eso inexplicablemente apareciste entre los maizales. ¿Es todo?
- Así es, no recuerdo más que eso – respondió automáticamente.
Dorian se puso de pie y caminó hasta la barra donde pidió amablemente el periódico y dos tazas de café. Luego volvió leyendo los clasificados atentamente hasta encontrar uno específico y leyó en voz alta:
“Gregory Estévez - Investigador paranormal y ovnílogo

martes, 13 de enero de 2015

La manada 4: La calma antes de la tormenta

Autor: Hans Rothgiesser
Ilustración: Christian Magán

Myrko Nichols no creía ser una persona atada a sus pertenencias materiales. Cuando fue raptado por la mafia para que trabajara para ellos, no tuvo tiempo de recoger nada de su laboratorio o de su departamento. Cuando fue rescatado de ahí por el misterioso individuo que se hacía llamar Lobo, no pensó en ningún momento pedirle que lo llevara de vuelta para empaquetar sus cosas. Estaba agradecido de haber sido rescatado y de ser llevado a donde sea que sería llevado, en donde tendría la oportunidad de sentarse un instante, pensar en su situación y concluir qué era lo que tenía que hacer.  Con lo que iba vestido sería suficiente.
“No se preocupe”, dijo de pronto Lobo, sentado cómodamente en el asiento trasero de la limosina en la que iba. “Ellos no lo volverán a molestar.  Me tienen demasiado miedo”
Myrko lo miró por unos momentos y entendió de inmediato que una persona normal sabría que esto implicaba, a su vez, que él mismo tenía que tenerle miedo a este hombre.  Que eso era lo que en el fondo le estaba queriendo comunicar. No obstante, Myrko no era una persona normal.  Su curiosidad era sobresaliente.
“¿Y yo?”, decidió que era seguro preguntar. “¿Debería yo tenerle miedo?”
“¿Usted?”, preguntó Lobo desde su cómoda posición, vestido con su saco largo negro y su sombrero de ala ancha también negro. “No, usted no tiene por qué tenerme miedo.  A mí.”
Myrko lo miró por un instante. Él nunca le había querido hacer daño a nadie. Pero si debía defenderse para sobrevivir, tendría que pensar en algo rápido.
“Es a ellos a los que debes temer”, completó de pronto el hombre. Llevaba al cuello una larga bufanda roja que le daba un efecto dramático a sus movimientos. En sus manos llevaba unos guantes negros de un material sintético extraño.
“¿Ellos?”, preguntó Myrko frunciendo el ceño y sonriendo, pero Lobo no le respondió, así que intentó con otra pregunta. “¿A dónde me llevan?”
“A un lugar seguro”, le respondió Lobo. “No creo que se haya dado cuenta, pero su investigación tiene importantes implicancias para la comunidad de superhéroes. Por eso la mafia fue a buscarlo.  Ese Twigg no es ningún tonto. Sabe lo que hace. Por suerte pude intervenir a tiempo.”
“¿Quiere eso decir que otros superhéroes me estarán buscando?”, preguntó Myrko.
“Oh, definitivamente”, respondió Lobo. “Pero no se preocupe.  Yo lo mantendré a salvo.”
“¿No estaría más a salvo con ellos?”, preguntó Myrko.
Lobo no respondió.  Solamente soltó una risa, algo que se veía espeluznante, considerando lo frío que era. Su pelo largo, canoso y su abundante barba gris no ayudaban a la imagen.

sábado, 3 de enero de 2015

El magnífico mago Mystére 4: Cazadores de lobos


Autor: Glauconar Yue
Ilustración de José Antonio Rodrí


Eran apenas las cuatro de la tarde y Planchard ya podía ver el cielo oscurecerse entre los rascacielos de Montdelouis por la ventana de la comisaría. Cambió el teléfono de lado, mientras seguía sonando la música de espera, y con su mano izquierda alzó la tasa de café para beber un gran  trago. La persona con la que quería hablar probablemente no habría visto el sol en un par de semanas. La noche eterna del invierno noruego. Al fin la música se cortó con un crujido y una voz respondió en inglés.

-Buenas noches, comisionado Svenson,- dijo Planchard en un inglés masticado, -. Soy el detective Jean-Luc Planchard desde Francia. Estoy en un caso sobre Jules Mystére. Usted, cuando Mystére estuvo en Noruega, ¿usted investigó sobre él, sí?
-Ah, el mago Mystére, claro- respondió Svenson. El francés podía oír una sonrisa en su voz, pero ningún acento que empañase su inglés impecable.
-Mystére estuvo aquí involucrado con una secta diabólica. No me malentienda, él no formó parte de la secta. Aunque, legalmente vista, la secta no era criminal, solo excéntrica. Por eso, a fin de cuentas fue algo que escapó a nuestra jurisdicción.
-¿Y Mystére?- insistió Planchard, -. ¿Él no mostró comportamiento sospechoso?
-Ah, todo lo contrario- repuso Svenson,- Mire, Monsieur, yo sé por qué está llamando. Estoy al tanto del caso del lobo, y también creo que tengo la explicación a su problema.
El café casi se atoró en la garganta del oyente, quien no pudo controlar su sorpresa. Tragó con cuidado, dejó la tasa sobre el escritorio, respiró profundamente y dijo:
-Por favor, dígame.