Insel X era uno de esos superhéroes que bien podría dormir y ducharse en su uniforme. Para él, su personalidad de civil era el verdadero disfraz. Prefería andar todo el día vestido con su traje negro con diseños rojos, su cinturón con compartimientos y su máscara. Era relativamente delgado, pero eso no quitaba que estuviera en la máxima capacidad de su condición física. Incluso dentro de su guarida llevaba sus guantes de material sintético especial -desarrollado por un laboratorio en Asia especialmente para él-. Su máscara cubría toda su cara, a excepción del área triangular debajo de su nariz, que incluía su boca.
Su nombre de nacimiento era Basil, pero desde la última vez que respondió a él ha usado tantos otros, que su recuerdo es remoto. Desde su dura infancia en las calles y la determinación durante su adolescencia de que sería superhéroe para evitar que otros sufran lo que él había sufrido, había preferido hacerse llamar de otras maneras. Esto ayudaba a internalizar la idea de que él no era un ser humano. Era algo mucho más grande que eso. Y que si moría hoy, su legado continuaría de alguna manera. Tenía planes para ello.
De hecho, Insel X tenía planes para todo. Desde que se planteó como objetivo ser miembro de la comunidad de superhéroes, colocando su intelecto superior como piedra angular de su plan, se había estado preparando mental y físicamente. Cerca a cumplir 30 años, consideraba que nunca antes había estado mejor preparado para el enfrentamiento que sabía que venía.
Por eso cuando uno de los ductos de ventilación de su guarida subterránea explotó, él supo exactamente de qué se trataba y qué era lo que tenía que hacer. Puso cuidadosamente a un lado de la mesa en la que estaba trabajando el prototipo de un artefacto que uno de sus colaboradores anónimos había manufacturado para él. Luego se volteó y respiró profundamente un par de veces.
“Lobo”, comentó sin verlo aún. Segundos después se reveló la imponente figura del intruso que ya estaba parado a unos metros de él.
“No he venido para pelear contigo, Basil”, dijo el intruso con voz grave. El uso de su nombre de pila era algo que obviamente estaba pensado para distraerlo. No dejaría que suceda.