lunes, 29 de septiembre de 2014

The Zone 1: Medidas Extraordinarias


Autor: Alonzo Yzasiga
Ilustración de Dashield Warren Klay


Rómulo Valviery podía considerarse un hombre exitoso, lo tenía casi todo en la vida: mujeres que lo adoraban, el suficiente dinero para  satisfacer sus más oscuros deseos, y una salud inquebrantable. Pese a ser un sexagenario, poseía la suficiente vitalidad para quedarse a trabajar de noche. El lugar era una de sus oficinas acondicionada artificiosamente para servirle como “base de operaciones”, en el cuarto piso del más reciente edificio construido por su empresa. Rómulo era la cabeza de Valviery y asociados, una compañía dedicada a la construcción, con varios años ya de existencia, y en pleno año 2025, una de las más solidas en su rubro; pese a ello, él soñaba con el monopolio absoluto, algo que imaginaba podría llevar a cabo antes de su muerte.

El edificio, exceptuando el área donde se encontraba su oficina principal y otras destinadas a sus secretarias y asesores, se encontraba vacío, aunque la mayoría de los pisos ya habían sido adquiridos. El empresario recién habilitaría su posesión los próximos días. Ya dispuesto a retirarse decidió marcar el móvil y avisar a su chofer para que lo espere en recepción, sin embargo, la llamada entrante, cuyo número desconocía, lo tomó por sorpresa.
- No se asuste, pero dese prisa y huya – la voz era completamente neutra, no reflejaba emoción alguna – su vida corre peligro.
- ¿Pero quién demonios es usted? ¿Me está amenazando?- increpó enojado, pero ya era inútil, ya habían colgado.
Llamadas como aquella no eran novedad para Valviery, no se llega a millonario si uno se deja intimidar por ese tipo de situaciones, lo que le molestaba y dejaba pensativo era que se comunicaran por una línea que él consideraba estrictamente privada y segura. Entonces lo vio, en medio de la nada, levitando afuera del edificio, sonriendo.

jueves, 18 de septiembre de 2014

La manada 1: Antesala a la insurgencia



Autor: Hans Rothgiesser
Ilustración de Hirokii Yamagi

La noche era oscura a pesar de que había luna llena, algo que Corsair no se detuvo a pensar.  Él no era de los que se fijaba en los detalles y mucho menos de los que le dedicaban tiempo a pensar en asuntos que no eran concretos o necesarios para cumplir una misión.  Y esa noche su misión era averiguar el origen de esa señal.
Volaba por la noche en dirección a una isla en Tailandia de la que venía un pulso. ¿Tailandia? Sí, Tailandia.  Hacía unos cinco años a Corsair le habría llamado la atención, pero hoy en día ya no tanto.  La tecnología necesaria para poder emitir esa frecuencia podía ser comprada en el mercado negro y transportada a cualquier parte en el mundo.  No obstante, era cara.  Corsair quería saber quién había pasado por todo ese problema con el único objetivo de llegar a él.  De llamar su atención.  Y si bien lo más probable era que se tratase de una trampa, él se había propuesto averiguar de quién se trataba.
Así que volaba por el cielo con la misión que él mismo se había impuesto, como era la costumbre.  Volaba a una velocidad mayor a la de cualquier jet supersónico humano.  Volaba mirando fijamente hacia el frente, con las manos cerradas en puño por delante.  La velocidad azotaría su pelo, si no fuese que parte de su uniforme era un casco.

viernes, 5 de septiembre de 2014

El magnífico mago Mystére 1: El truco mortal



Autor: Glauonar Yue
Ilustración de Edward Torres Vega


-El lago sigue congelado- murmuró Pierre, mirando por la ventana del décimo piso.
El espejo de hielo apenas se distinguía entre los puentes antiguos y los modernos botes que lo cubrían, las carreteras y autos de último modelo que lo rodeaban, y los vestigios de torres puntiagudas absorbidas por los rascacielos de la caótica ciudad de Montdelouis.
-Es verdad- asintió Hélène, alzando la mirada de su plato de ensalada, -es un invierno fuerte.
La cafetería, en la que los dos colegas almorzaban todos los días a la una, no hacía mucho por contrastar con el frío del exterior: las mesas de plástico y las paredes eran blancas y la mayoría de gente no se hablaba a pesar de verse a diario. En cambio, hojeaban historias de asesinatos sin resolver en el periódico o miraban anuncios comerciales en uno de los muchos televisores que colgaban del techo.
-Hélène,- preguntó Pierre, -¿tienes algún plan para esta noche?
No eran una pareja. Llevaban ya varios meses en la oficina y conversaban más que la mayoría de gente en los vienticinco pisos del edificio, pero esta era una de las pocas veces que habían estado solos los dos. La mayoría de veces eran Jean-Luc o Bastien los que conincidían con el turno de Pierre.
-Esta noche...- reflexionó Hélène, -Pues no lo he pensado. ¿Por qué?
-Hoy habrá una presentación del mago Mystére- sonrió Pierre, -tengo dos boletos.