Autor: Gerardo Espinoza
Ilustración: Gerardo Espinoza
Dorian seguía riendo cuando terminó su taza de café. Esperó
un momento y se quedó en silencio observando al pobre Farid. Estaba maltratado
como alguien que vuelve de una guerra. Notó que le temblaban las manos y
parecía intranquilo, miraba a todos lados y le pesó no haberse dado cuenta de
su condición.
- ¿Esperas que te crea? – preguntó Dorian con seriedad.- Tú me estás hablando de psicoquinesia y eso sólo pasa en las películas, si has tenido un problema real, por favor dímelo y sabré cómo ayudarte.
- ¡Es lo único que recuerdo! – interrumpió Farid visiblemente consternado.
- De acuerdo. Vayamos por partes: Estabas en el colegio y por alguna razón desconocida viste morir a toda tu clase, luego de eso inexplicablemente apareciste entre los maizales. ¿Es todo?
- Así es, no recuerdo más que eso – respondió automáticamente.
Dorian se puso de pie y caminó hasta la barra donde pidió
amablemente el periódico y dos tazas de café. Luego volvió leyendo los
clasificados atentamente hasta encontrar uno específico y leyó en voz alta:
“Gregory Estévez - Investigador paranormal y ovnílogo”
-
Ese periódico tiene un error – Interrumpió Farid
súbitamente.
-
¿De qué hablas?
- dijo Dorian intrigado
Farid tartamudeó un poco sin saber cómo explicar su punto y
con algo de dificultad empezó a señalar el diario diciendo:
-
Ese diario dice que estamos en el 2019 y está
mal porque yo anoté claramente la fecha en mi cuaderno hace dos días; 23 de
noviembre del 2018, hoy es 25 de noviembre.
Farid y Dorian estuvieron en silencio por unos segundos;
cuando de un momento a otro Dorian sacó el celular mostrándole a Farid la fecha
y año actualizados: eran exactamente las 8:15 p.m. del 24 de noviembre del año
2019.
-
¿Estuviste un año desaparecido y crees que lo
que te sucedió fue hace dos días?
-
Sí, pero no entiendo cómo pudo pasar – respondió
el joven.
Dorian quedó pensativo y juntó las manos meditando en el
significado del fenómeno.
-
El fenómeno que experimentaste es conocido como:
“missing time” o “tiempo perdido”. De hecho hay muchas personas contando
testimonios parecidos al tuyo; están en un sitio y de pronto, sin razón alguna,
aparecen en otro más alejado, su noción del tiempo permanece tal cual, pero sus relojes están
adelantados sin poder explicarlo, porque para ellos fue sólo un instante. – Al
terminar de decir esto se percató de un detalle que había pasado por alto y
preguntó: ¿dónde queda tu colegio?
-
Estudié en el Colegio Virgen de Fátima y queda
en Chaclacayo.
Un escalofrío heló las manos de Dorian al escuchar las
palabras de Farid. Hizo memoria apenas oyó el nombre del colegio, sabía que lo
vio en algún noticiero mientras cenaba hace mucho tiempo, sabía que algo muy
malo pasó en ese colegio. Recordó todo. Se alzó rápidamente de la silla y
empezó a andar intranquilo.
-
Apenas termines de cenar iremos a Lima para que
te reúnas con tus padres. Todo estará bien.
De pie veía a Farid bebiendo café. Lo vio detenidamente
intentado analizarlo y se convenció que este chico no era un asesino, tampoco
un terrorista; era el típico chico buena gente víctima de bulling en el
colegio, de contextura flacucha y poco alto, incapaz de causar problemas.
Pero aquel colegio y la fecha que dio, encajaban
perfectamente.
Se sentó nuevamente y dijo convencido:
-
Apenas lleguemos a Lima, nos comunicaremos con
este señor – señaló al aviso en el diario.
-
¿Gregory Estévez? – preguntó Farid
-
Estoy seguro que nos ayudará en tu caso.
Dichas estas palabras, Dorian propuso cambiar de tema y terminar de cenar. Estuvieron media hora más
y después de pagar el menú partieron en la camioneta. Tenían algunas
provisiones para el camino que sería largo.
Farid entró en confianza y le contó a Dorian sobre su
familia, dónde vivía y cómo pasaron las últimas semanas antes del suceso.
Empezaba a soltarse y se veía mejor. Trataron de no tocar el tema de la
desaparición y las horas pasaron volando.
De cuando en cuando Dorian contaba sus desventuras con las
chicas que intentó conquistar en todos estos años, fueron tres, pero según él
ninguna se comparaba a la chica de la foto en el parabrisas.
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