Ilustración: Hirokii Yamagi
Esa
noche también había luna llena. Parecía mentira que tanto tiempo
hubiese pasado desde aquella vez en la que Lobo lo había citado aquí
para darle su primer ultimatum. Desde entonces hasta ahora había
sucedido tanto. Las cosas realmente se habían deteriorado. Quizás
si Corsair hubiese tomado más en serio a Lobo en aquel momento, se
habría salvado vidas. Big Data estaría aún vivo. Frontpage
también.
Pero
no. Los superhéroes no negocian con terroristas. Lobo estaba
claramente loco y ceder a sus demandas habría sido una locura en sí
mismo. Corsair no negocia con dementes.
No
había regresado a Tailandia desde ese día en el que discutió con
Lobo. Y la señal que lo había llevado hasta esa isla en esa
ocasión era la misma señal que estaba llamando su atención ahora.
Definitivamente era la manera de Lobo de decirle que quería hablar
con él nuevamente. Y siendo Corsair el tipo de superhéroe que es,
iría solo. Eso lo sabían los dos. Quizás Lobo más que él
mismo.
Corsair
aterrizó en el claro del bosque en el que se abían encontrado la
vez pasada. Aun quedaa la marca del lugar mismo en el que había
caído el rayo del cielo hacía un año. El rayo con el que Lobo
había pretendido amedrentar a Corsair.
“Yo
les advertí”, escuchó Corsair de prono la voz de Lobo. “Les
dije que hablaba en serio. Pero ustedes han decidido no creerme”